Un Abrazo...
Caminando
entre la fauna angelina, respirando aire navideño, recordé que aquel
tumulto era por el Día del padre.
Otro día de compra-vende intenso...
Pasaron años sin saber de tí, que dejé de extrañarte, dejé de acordarme y
dejé de escribirte.
Las tarjetas de saludo, hechas con cartulina y
trazos infantiles, ya no quedaban en el pupitre, por que magicamente de
esfumaban terminada la clase.
Seguías existiendo,
pero ya nos habíamos mudado al barrio de las madres increibles que
tiran el corner y saltan a cabecearla. Hacen todo y al final del día, te cantan una canción en su regazo antes de dormir.
El padre es un rol que no conocí,
pero imagino. Y por ese imagino, por ese poder hacer y no hacer, por
ese cariño infecundo, por ese equivocarse para aprender, por ese vivir
adulto... es que ya no hay palabras mudas, ni abrazos en solitario.
Simplemente días que fueron pasando y en universos paralelos, fuimos
envejeciendo, hasta ser dos hombres sin deudas ni pagarés. Simplemente
dos hombres unidos por genética, un par de fotos, recuerdos temucanos y
cariño a la distancia.
Un Abrazo Papá.
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