jueves, octubre 03, 2013

Una Amazona de aquellas.



A veces quiero que me cace una Amazona, una verdadera si pues. De esas que se cortaban uno de sus senos, para disparar mejor las flechas, una de esas cazadoras netas, sin vacilar, ven la presa y disparan. No hay duda. Si existiese la duda, muchas vidas se habrían salvado y no sería considerada una buena cazadora, dentro de la tribu. Sino mas bien una del montón.

Por qué ?

Porque hay duda en su actuar. No hay determinación. Ese diminuto, fugaz, pero a la vez vital microsegundo en que la presa y cazadora se encuentran... ambas saben que es el punto de quiebre. La presa sabe que nada puede hacer, está completamente expuesta. Su vida ya no depende de ella, a distancia de disparo, está a merced de la flecha que viene, sin hacer el mas mínimo ruido, sin cortar el viento, se desliza en el espacio mágica y rápidamente en dirección a su corazón.

Y la cazadora también lo sabe, lo siente... si hubiera algún proceso cognitivo, en el cual elaborara algún pensamiento respecto a eso, ya el segundo hubiera pasado... y bueno, una vida que seguiría respirando y una cazadora lamentándose. Sirve de algo eso?, lamentarse.

A veces quisiera ser la presa.

Ser cazador igual es entretenido. En ocasiones se sale armado para el triunfo, pero no aparece cervatillo a distancia de tiro. En otras sin querer se cruza uno y el disparo sale automático. No había hambre, pero la cena está servida. Habrá que comer. En fin.

Como decía, una Amazona de esas, salvajes, sin mucho hablamiento ( no se necesita de hecho), una piel canela, cuello largo, pelo negro y liso, ojos oscuros como una cueva o verdes como la madre selva, piel brillosa y con olor a almendra, de movimientos largos y delicados, como sus piernas, caminando tan ligera que apenas toca el suelo...

Suena como una princesa de Walter Disney, pero no. esta chiquilla no se queda en el castillo esperando al príncipe gil... Sale solita a matar el dragón y elige ella misma a quien raptar.

Una amazona de aquellas, que me parece mucho, ya están en peligro de extinción... una lástima.

Aunque eso si, me gustaría una Amazona de dos pechos. Antes de ser tan seca y sacarse uno, le sirvo de entrenamiento.

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