La vida del pescador artesanal...
Que con toda le fe se la da a la mar
Sin pensar
Siguiendo el instinto
Llamando a los peces, como si fueran parientes
Como si fueran a escuchar
Como si fueran a entender que de ellos depende su vida
De ellos dependen sus críos.
De ellos depende todo...
O dependía...
Ahora hay hombres de maletín y corbata
Que jamás han puesto sus pies en agua fría y salobre
Que jamás se han enfrentado a las olas, cubiertos solo de su fe y las estrellas
Que jamás han sentido extinguirse la vida de una pez en sus manos
Asfixiado por el aire, que nos da la vida
Sólo conocen peces enlatados
Faltos de chispazo vital
Quizás por eso no respetan
Quizás por eso no les importa
y siguen durmiendo tranquilos
Comiendo su ensalada de jurel extinto
Jurel proletario, en sus años
Hoy alcanzado precio en oro, aunque sea esto al mismo tiempo un efímero galardón
Alcanzando en las vitrinas, al respingado atún azul o la escurridiza sardina latapequeña...
Subiendo en recompensa monetaria, por el sacrificio vital
Bajando en número
Escasos
Engañados
Pensando en mejora salarial por la real valoración
Engañados, mejorando su valía a costa de riesgo a desaparecer
Quedando en la manos excéntricas
Lo que antes se daba a lo pobres
Humilde Jurel.
Sabrá el Jurel que existe vida fuera del agua?
Sabrá que hay pulmones que se alimentan de aire y no de agua
Sabrá que luego de sacarlos del agua, los pasan por calor, de diferentes formas...
Hasta su corpus "cocinar"
Transformar su carne fría y fresca, en una blanca y caliente
Para luego trozarlos, combinarlos y comerlos o enlatarlos a la posteridad de bodega...
Se imaginarán todo eso ?
No creo.
Como tampoco me imagino yo, mi vida... Si tuviera que salir a la mar.
A robarle peces.
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